viernes, 24 de octubre de 2014

Deteneos un instante y observad.

Parad un momento. No tengáis prisa, el día termina  y de igual forma comienza de nuevo, así que parad un momento y observad, porque quizás os estáis perdiendo las mejores imágenes de vuestras vidas.  Fijaos en los pequeños detalles que tiene el mundo, fijaos en los enormes edificios que terminan por encima de vuestras cabezas, y en la gente que camina con prisa a vuestro alrededor. Parad vuestro reloj que cuenta cada uno de los segundos de vuestra simple vida, y dejad, por un momento, de darle importancia al tiempo,  porque es relativo, porque os controla, y porque hace con vuestras vida lo que le da la real gana.

Deteneos un instante y pensad si realmente el camino que estáis andando os conduce a al lugar donde queréis llegar. ¿Amáis  hacer aquello a lo que dedicáis vuestro tiempo? Notad la velocidad del mundo que sucede ante vuestros ojos y el ruido que la envenena que nos está volviendo sordos. El estrés de las vidas humanas que nos vuelve infelices. Infelices como estilo de vida. ¿Acaso empleáis tiempo en cuestionaros vuestra felicidad?

 Observad el día, y la luz que lo hace admirable a vuestros ojos. Fijaos en  la velocidad del cielo, cómo las nubes van trazando su recorrido tan sutilmente sin dejar ningún rastro a su paso. Y el sol, lleno de vida, vibrante, eterno, magnífico. Parad un momento, sentaos, y observad.  Observad todo  porque quizás esta sea la primera vez que lo estáis haciendo y hay muchas cosas que aún no han sido observadas a vuestro alrededor.  Olvidaos de los problemas, las preocupaciones, de todo lo que os conmueve por dentro. Olvidaos de lo que os pone barreras a vuestro paso. Los problemas son tan grandes como vosotros los queráis ver, y tienen la importancia que vosotros le queráis dar.


Observad la vida. Todo está en constante cambio, así que no os acomodéis en ningún lugar, no os acostumbráis a nada porque el mejor día os cambian las reglas del juego y entonces no sabréis jugar. Todo fluye con el tiempo igual que lo hace la gente que camina a vuestro alrededor. Y si os puedo aconsejar algo, sed optimistas ante todas las situaciones.  El resultado podrá ser el mismo, pero el recorrido hasta llegar a él habrá sido digno de ser vivido. Sed optimistas. A mí me funciona. 


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