miércoles, 25 de diciembre de 2013

A mis amigas

Me gustan los aviones, pero odio los aeropuertos. Demasiadas maletas, demasiada gente, demasiado ruido. Pero sobre todo demasiadas despedidas. Si contamos que existen despedidas en la misma proporción que bienvenidas, la cosa cambia. Pero no os dejéis engañar, si vienen que sea para quedarse.
De igual modo ocurre en nuestras vidas, tal y como decía Vetusta Morla : "Aeropuertos, unos vienen y otros se van". No deja de ser un círculo vicioso que no se aburre, que no se cansa, que no cesa. Yo, por el contrario, he preferido siempre aquello que decía Leiva para nuestros odios: "A los de antes, a los que llegan nuevos".
Es curioso, al cabo del año aterrizan en tu vida tantos aviones como días tiene el año, y sin darnos cuenta de la misma forma despegan cientos de ellos. Cada uno de ellos llega de un lugar diferente trayendo consigo miles de personas. Algunos despegan más tarde, otros apenas permanecen en tu aeropuerto, y otros, afortunadamente, no despegan nunca. Terminan aparcados en un lugar importante de tu vida y permanecen allí hasta que el tiempo se los lleva consigo.
Me atrevo a decir que ahora sí que entenderéis aquella expresión que dice : "En la vida hay momentos pasajeros". Sí, son esos momentos protagonizados por personas que vienen para no quedarse. Duran lo que dura una canción, y después se marchan. Cabe decir que, en ocasiones, los pasajeros de esos aviones dejan mas huella de lo que uno se piensa. Pero de nuevo vuelan a otros lugares como aviones buscando su sitio en algún lugar del mundo.
Confesándome diré, que estoy encantada de haber recibido aviones llenos de pasajeros dispuestos a veranear en mi vida. Pero más encantada estoy de haber recibido aviones que no se fueron nunca y que siguen compartiendo sus vidas conmigo. Quizás mi aeropuerto no sea muy grande, ni el mejor, pero siempre habrá sitio para aquellas personas que quisieron quedarse.
Os doy las gracias a las seis por permanecer en mi vida. Algunas llegasteis antes, otras después, pero todas por igual tenéis un sitio en mi vida. Da igual el tiempo que pase sin veros, y si nos separan mucho o pocos kilómetros, lo importante es que no quiero que despeguéis jamás de mi aeropuerto. Pronto haremos un año más juntas. Recordad todos los momentos que hemos vivido. Los recuerdos será lo mejor que nos acompañe siempre y lo que más no unirá. No sabéis lo afortunada que me siento de haber viajado a estos seis mundos tan diferentes. Y, me gustaría que supierais que por muchos aviones que aterricen en mi vida ninguno ocupará el sitio que ocupáis vosotras.

Feliz navidad AMIGAS.


sábado, 7 de diciembre de 2013

Silencio


Catástrofe de infinitas imperfecciones con aires de recuerdos bellos en días de Domingo. Ilusos de las más soberanas  tonterías que viven en cabezas repletas de sueños que no conocen límites en este mundo. Colapso de montones de pensamientos, de los más sublimes a los más inútiles, todos y cada uno de ellos, ninguno se queda fuera de este círculo que ensancha con los besos que arden aún en las más heladas horas. Si el reloj se parara, seguiríamos flotando en el tiempo, si el barco se hundiera, seguiríamos flotando en el agua, si tus descaradas manos cesaran, seguiríamos flotando en el aire. Y si pudiera pedir hartura, la pediría contigo. Pero si la altura que alcanzamos no nos basta, volvemos a empezar y dejamos que el escándalo inhumano nos rete. No pienses en nada. Si  vas a pensar en cómo hacer para hacerlo mejor, te dejo, o si prefieres superarme, inténtalo. Pero, no me obligues a servirte el café frío sin azúcar, porque si lo haces, la catástrofe que nos inunda los Domingos se volverá pesadilla. Así que apunta bien esto en tu lista de cosas a olvidar, y recuerda que la dulzura, en momentos, puede más.