viernes, 13 de septiembre de 2013

Nacemos para morir

Nacemos para morir”. Que cruda es esta realidad. Todos sabemos cuál es nuestro final, pero todo el mundo se sorprende cuando llega. Quizás no sea simplemente el hecho de que a todos nos llegue nuestro momento sino el hecho de que nunca sabremos cuando nos llegará. Eso es lo que nos aterra, eso es lo que nos sorprende. Eso es lo que maldecimos y que cuando todo va perfecto, ocurre. No insinúo yo que por esto deberíamos de saber cuándo vamos a morir, nada más lejos de la realidad. No queremos sorpresas de este tipo, pero tampoco queremos fechas. No nos conformamos ni con una cosa ni con la otra. Solo pensamos en vivir. Pero pensad ¿Desearíais vivir eternamente? Según Nietzsche, en nuestra vida, cada hora, minuto, segundo, milésima de segundo se repetirá eternamente, y pasaremos la vida viviendo una y otra vez momentos eternos que se repiten, nada nuevo. Quizás este pensamiento te suba la moral o te hunda profundamente, sea como sea, vamos a aceptar que un día desapareceremos de la faz de la tierra. Pero no solo vamos a aceptarlo, sino que además vamos a agradecer a la vida el que no dure para siempre.

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